¿Qué tienen que ver lo importante, lo urgente, Antonio Gaudí y las lentejas?
Si os paráis a pensar por un momento y a ochenta le restáis la edad que tenéis, obtendréis los años que aproximadamente os pueden quedar de vida. Y digo ochenta porque corresponde a la longevidad de una persona en nuestro país, que en concreto es de 82 años.
Una vez hecho este simple ejercicio, podréis entender por qué lo de gestión del tiempo es algo a lo que conviene prestar una mayor atención, dado que esa cuenta atrás nunca tiende a mejorar.
Pero como lo que quiero es hacer un enfoque positivo de este tema, el primer concepto que me gustaría subrayar es que el tiempo es limitado y que, a pesar de que podamos tener mucho por delante, no debiera en ningún caso significar que tengamos que malgastarlo sino justo lo contrario, es decir, que como todo lo que es limitado, estamos casi obligados a optimizar su uso.
Y el segundo concepto a tener en cuenta es que muchas veces no gestionamos bien el tiempo porque no sabemos distinguir entre lo que es importante de lo que es urgente. Viéndonos en muchos casos arrastrados a tener una agenda en la que todo acaba siendo urgente e importante, lo que sin duda es el peor de los escenarios posibles.
Para simplificarlo al máximo, lo importante tendría que ser todo lo que alimenta y potencia nuestros valores. De este modo, si valoro mucho a mi familia, lo normal es que quisiera dedicar mucho tiempo a estar con ella. Mientras que lo urgente es básicamente aquello que incluso habiéndolo planificado, disponemos ya de poco tiempo para llevarlo a cabo.
Cuando a lo que es un reto para nosotros le asignamos el tiempo necesario, nuestra vida fluye por donde queremos. Cuando no sabemos priorizar porque no tenemos claro lo que interesa o ilusiona, es muy posible que cualquier cosa sea susceptible de convertirse en urgente.
Espero que con todo ello evitemos que no nos pase como a algunas personas mayores, que nos hablan de cosas que les hubiese gustado hacer y que nunca hicieron o que iniciaron y no acabaron. A Antonio Gaudí, por ejemplo, es obvio que le faltó tiempo para ver avanzada su principal obra, la Sagrada Familia, la cual se hizo cargo con tan sólo 31 años, y a la que solo pudo ver acabada en una de las dieciocho torres previstas, tras ser atropellado en 1926.
Pero hay otro problema en los casos de persona que gestionan mal su tiempo, y es que no suelen dedicarse tiempo a ellas mismas. Craso error, porque para dar lo mejor que llevamos necesitamos querernos, prestarnos atención, dedicarnos tiempo y premiarnos.
Como no quiero hacer un tratado al respecto, voy a poneros un ejemplo para que se me entienda mejor. Hoy para mí, a la hora de comer, lo importante será comerme un buen plato de lentejas, sin duda uno de mis platos favoritos. Pero si tuviese que comer este manjar en tan solo unos pocos minutos, podría hacer que algo que me hace ilusión disfrutar a priori se convirtiese en algo intrascendente y corrientón. Con todo ello os vengo a decir que habrá cosas a las que le podremos dedicar más tiempo que a otras, pero en lo que no podemos equivocarnos en proteger este activo tan preciado ni en confundir lo que son lentejas de lo que no lo son, ¿no creéis?
Escribe tu comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Agradecemos tu participación.